martes, 21 de agosto de 2007

El Símbolo

Hay muchas cosas que se pueden expresar a través de un símbolo, inclusive muchos elementos invisibles y que pueden ser vistos o conocidos con nuestros sentidos, un ejemplo de ello es la liturgia. En la liturgia se utiliza el símbolo para expresar las realidades divinas e invisibles que realmente se dan, es así, que el hombre a utilizado siempre el símbolo para expresar y comunicar con algún elemento aquellas realidades. Creo que vale la pena detenerse un momento en reflexionar acerca de aquellas realidades eternas que no somos capaces de conocer con nuestros sentidos y que nuestras palabras no bastan para comunicar todo aquello que Dios manifiesta. La Santa Madre Iglesia, con toda su sabiduría, nos enseña cómo comunicar esa realidad invisible con todos esos elementos en la liturgia que nos hablan de Dios, cada acontecimiento tiene un sentido, cada gesto, cada palabra carga un contenido llevado por la tradición, comunicándonos algo, es que el mismo Señor nos enseña muchas veces a hablar en distintos niveles de comunicación, nos enseña a ser transmisores de su amor, a ser corresponsales con la transmisión de la palabra viva. Vemos entonces que el Señor nos invita a ser símbolos de fe, a transmitir y manifestar todo ese contenido de fe y tradición, a transmitir vida cristiana con nuestros gestos, actos y palabras. El Señor nos invita a que encarnemos su palabra y seamos ese sÌmbolo que muestre la fe de la Iglesia. Nos invita, pues, el Señor a ser sÌmbolo de esas realidades que no se perciben a veces con nuestros sentidos y transmitir esa luz viva divina para iluminar los corazones de los hombres.