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Uno de los más elocuentes paisajes y que más gusta es la puesta de sol en el mar. Ese sol que se torna naranja y que cuando desciende para ocultarse la deja una luz cálida que toca nuestro rostro como para admirarlo y sobrecogernos. Lo curioso es cómo aquel rayo de luz cálida marca un reflejo en el mar directo hasta nosotros. Es curioso por que cada persona percibe aquel reflejo de luz desde su propia posición, inclusive desde una cámara se puede percibir de la misma manera. Por ello, podríamos decir que aquel Sol de justicia traza un mensaje único, un camino para alcanzar único para cada uno. Es pues un camino de luz por el que hay que andar, a veces habrán olas muy grandes, otra será un remanso tranquilo. Lo importante es no dejar de ver el horizonte y no dejar de andar.
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